ESTABLECIENDO PRIORIDADES
Indudablemente cuando nuestras vidas van mal, en su mayoría puede ser porque no hemos sabido establecer prioridades en su justo lugar. El parámetro para establecer esas prioridades son los valores. Habrá quienes tengan ciertas prioridades por buenas cuando su vida es un total desorden, y habrá quienes quizá han sabido poner orden en base a sus gustos y "como Dios les da a entender" y les funciona (para su estilo de vida), y habrá quienes priorizan en base a valores universales, cristianos, filosóficos, etc. y les puede funcionar demasiado bien.
LA PUNTUALIDAD. Me gustaría poner el ejemplo de la puntualidad como base de partida. Cuando una persona es puntual para sus asuntos sociales, laborales, hasta de ocio estaría dando un espacio para cada lugar. Sin lugar a dudas para ser puntuales es necesario dejar de hacer algo que quizá sea demasiado bueno, mas sin embargo existe un compromiso de por medio y es necesario dejar eso que se está haciendo (por ejemplo yo que estoy escribiendo esto debo acudir a un compromiso y regresaré en su momento a seguir redactando 🙂). Todos conocemos a alguien que siempre o casi siempre llega tarde a sus compromisos y si nos ponemos a pensar las razones podríamos pensar que o es una persona demasiado ocupada o que es una persona descuidada con su tiempo. Por raro que parezca una persona por muy comprometida que esté en su vida con muchos asuntos, demasiados diría yo, puede ser una persona muy puntual ¿Por qué? porque sabe organizar su tiempo, sabe darle a cada cosa su lugar. Por otra parte, yo conozco personas que ni trabajo tienen, ni vida social tienen y siempre llegan tarde sea a lo que sea.
LA IMPUNTUALIDAD no es sinónimo de flojera. Regularmente puede ser que sí, que una persona es impuntual porque es perezosa, porque no le gusta trabajar, porque pospone lo que tiene que hacer. Hay personas que aunque tengan cantidad de compromisos (son personas activas) no han sabido ordenar su tiempo y quizá el problema es que no saben ordenar sus tareas por prioridades.
Cuando dos personas o más, llámese relación de pareja, relación laboral, grupal, etc. no llegan a consolidar esa relación es quizá porque no tienen ideales similares o sus prioridades son diferentes. Si en este momento preguntamos a cada quien que enliste sus prioridades de mayor a menor, sin lugar a duda estaríamos viendo esquemas totalmente diferentes ¿Por qué? la respuesta es fácil, todos tenemos puntos de vista diferentes y dedicamos el tiempo y nuestra mente según veamos la vida o según la vida nos ha hecho proceder.
Un niño tendrá distintas prioridades a las que tiene un adolescente, un adulto o un anciano. Un padre de familia tendrá distintas prioridades a las que puede tener el pastor de una Iglesia. Una ama de casa puede tener distintas prioridades a las que tiene una mujer casada o una empleada, una empresaria, una catedrática, etc. etc.